El polémico canon
digital es una remuneración compensatoria que se paga colectivamente por una
disminución de ingresos de los autores, provocada por una utilización que no
está autorizada, y sin pago, de su obra.
Cubre los ingresos que los creadores dejan de percibir cuando se hacen copias
privadas de sus obras originales.
El impuesto se
paga cuando se compra el aparato o soporte que permite su almacenamiento, como
por ejemplo un CD, un DVD, discos duros o impresoras, aunque finalmente su utilización
no tenga nada que ver con ello. Carga de manera progresiva estos dispositivos,
desde los 17 céntimos de euro de un CD,
hasta los más de 200 euros de las fotocopiadoras de última generación.
Un cargo que encarece el precio final de estos soportes y mueve cerca de 120
millones al año que corren a cuenta del consumidor de este tipo de tecnología.
Nuestro país
lidera Europa en lo que a descargas de música y cine de internet se refiere.
Más de la mitad de usuarios españoles sigue este sistema, un 58% en el caso de
la música y un 52% en lo que respecta al cine.
La aprobación
reciente del canon ha estado rodeada de polémica. Las razones a favor y en
contra han estado lideradas por la Sociedad General de Autores y Editores
(SGAE) y la Asociación de Internautas, respectivamente.
A FAVOR DEL CANON:
1.
Este
canon ya se repercutía desde hace bastantes años en el precio final de las
cintas de audio y de video. No hubo reclamaciones ni críticas por esto.
2. No es
posible discriminar qué consumidor va a realizar una copia de uso privado y
cuál no. Por lo que la remuneración se ha de aplicar a todos los soportes por
igual y para todos los compradores.
3. Es
importante diferenciar la remuneración compensatoria del ataque a la piratería,
fenómeno delictivo que ha de ser perseguido como tal.
EN CONTRA DEL
CANON:
1. El
canon es un impuesto que se nos oculta y que representa un porcentaje alto en
el precio final del dispositivo sin tener en cuenta que estos dispositivos cada
vez se usan más para uso privado.
2.
A la
industria tecnológica, además de suponerle un coste adicional (más de dos
billones de euros) que debe de repercutir es sus productos, le sumerge en una
inseguridad jurídica y esto provoca una deslocalización industrial por parte de
la fabricación como de la venta y distribución hacia países donde no se aplica
este canon.
3. El
canon frena el desarrollo de nuevos modelos de negocio, como puede ser la
distribución de música a través de
Internet.